sábado, 2 de febrero de 2013

Breviario...



 Son las cuatro de la mañana,

la noche hunde sus mejillas

en lechos  blandos que hablan con bocas

dormidas.

Una luna que no se destruye

 -abierta y llena-

golpea mis manos,

y un sueño me mira

desde  el aire caliente  de agosto

arraigado  en septiembre,

con pupilas que se duelen

                                 como leones de fuego.

‘Duermes ahora conmigo,

con tu sangre oscilando debajo de mis arterias ’

Pero en ese tiempo tan  absurdo

                                 de relojes con  mirillas,
 

nacen flores, y la Tierra no parece cansada.

¿De dónde viene la lluvia, cuando no cae del cielo?

Apago el interruptor  de  la realidad.

Es raro.

(No hay oscuridad).